En la Medicina Tradicional China (MTC) existen los llamados 5 elementos: Agua, Madera, Fuego, Tierra y Metal (en este enlace encontrarás más información si te interesa saber un poquito más sobre ellos: Los 5 elementos en la Medicina China)
En este artículo voy a hablar de la madre Tierra, sobre todo de la influencia que ejerce este elemento sobre las personas. Todos tenemos características de cada elemento pero siempre destacamos más en uno de ellos, además de que transitamos por las diferentes etapas de vida que van pasando por cada uno de los elementos. Nacemos en Agua, la niñez la vivimos en Madera, el Fuego es la etapa de la adolescencia, la Tierra de la madurez, envejecemos en Metal y acabamos muriendo en Agua, cerrando así el ciclo de los cinco elementos.
El elemento Tierra está relacionado con Bazo y Estómago, con el sistema digestivo, su color es el amarillo/anaranjado, su sabor el dulce, está relacionado con la carne –los músculos–, su sentimiento es la reflexión excesiva y el factor climatológico con que se relaciona es la humedad.
En este elemento/etapa, el Sol ya está bajando, el verano se acaba y el otoño está apunto de llamar a la puerta, a este periodo de tiempo se le llama la quinta estación, podemos gozar aún de un ambiente cálido y agradable pero ya en fase de cambio. Tierra es el elemento de equilibrio en el cambio, espacio de transformación de una estación cálida a otra más fresca, transformación de una era a otra.
Normalmente en este elemento el ser humano encuentra la estabilidad, viene del elemento Fuego, de la adolescencia, con las hormonas alborotadas buscando el amor, dónde posiblemente lo haya encontrado. En Tierra, si no lo ha hecho ya, posiblemente sea el momento de tener pareja estable y tener hijos, formar una familia (según las pautas clásicas de la sociedad conservadora), tener un oficio y trabajo estable y vivir en una agradable rutina, disfrutando de la pareja, los hijos, el hogar y, con suerte en estos tiempos, de un trabajo.
Se puede resumir como que venimos de la adolescencia y entramos en una era más adulta, con ganas sobre todo de formar una familia.
Las personas con tendencia a ser más característicamente del elemento Tierra suelen ser sociables, amables, organizadoras y trabajadoras, alegres, fiables, cautelosas, sólidas y equilibradas, que te apoyan y ayudan en todo momento, implicándose con los demás, estando pendientes de todos los seres que les rodean sin importarles que no lo hagan por ellas. Si exageran su papel pueden llegar a meterse demasiado en los asuntos de los demás y a la sobreprotección; también cuando esta solidaridad e interés por los demás se convierte en una carga agobiante, dejan de ser tan firmes y sólidas y pueden verse sumidas en la insatisfacción y autocompasión, muchas veces lo manifiestan con cambios en su estado de ánimo, en su autoestima, su apetito, su peso… a veces confunden su hambre de satisfacción con el ansia de comer, fracasando en sus intentos para estar bien y/o pedir ayuda. Muchas veces cuando se vuelven a sentir necesitadas por los demás remontan y vuelven a sentirse bien. Para las personas Tierra, poder mantener su red social y familiar es esencial, al igual que su presencia es esencial para los que las rodean
Las personas Tierra tienen una tipología bastante típica, no suelen ser muy altas y tienen su masa repartida en cuerpo redondeado con cadera sólida y muslos firmes sobre la tierra, no son muy ágiles ni de movimientos rápidos pero son eficaces y sacan adelante el trabajo estando centradas y con cuidado.
Tierra son aquellas personas que vemos por la calle e invita a preguntarles cuando estamos perdidos buscando una dirección, aquellas que en un grupo de amigos siempre hacen de “mamás o papás”, aquellas personas que tienden a cuidar de otros y poquito de si mismas. Si te reconoces como Tierra o te recordó a alguien cercano, te invito a leer el artículo “Como una madre, así debes cuidar de ti” de mi compañera Dardané González.
Está genial que tengamos cuidados hacia los demás, pero no debemos olvidarnos de nosotros 😉
Referencias:
Field, H. Korngold, E. (1991). Entre el Cielo y la Tierra. Ed. La liebre de Marzo
Marieges, F. (2009). El Tao del Cambio. Ed. L’Entusiasme.
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Raquel Pacheco es Graduada en Medicina Tradicional China y Acupuntura por ISMET, Quiromasaje superior por el Institut Ferlo, Dr. J. Sagrera Ferrándiz. Terapeuta en Instituto Meridians en Barcelona de 2010 a 2015.
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