¿Cómo es la comunicación con tu pareja? ¿Sabes cómo puedes abrirte más y favorecer la cercanía del otro/a? ¿Conoces cuáles son las actitudes, que ponen al otro a la defensiva?
¿Que destapan la caja de los truenos?
La pareja es una fuente de intimidad, contacto y proximidad. Es el/la compañero/a en el que confiar y poder expresarnos libremente, desde la aceptación, el amor y el respeto. Sin embargo, ¿Cuántas veces no es así?
Una de las principales razones por las que las relaciones íntimas, tienen tanto poder en nuestro bienestar emocional, nos desestabilizan o nos conmueven, es porque en ellas existe más posibilidad de despertar “nuestras heridas”.
La pareja es la persona que puede destapar con más intensidad, nuestros miedos, nuestras inseguridades ante la posibilidad de ser “abandonados” o “rechazados”. Es la persona que puede dar con más facilidad en la “llaga”, cuando nuestro aprendizaje respecto al amor, la aceptación propia y del otro, el dar y recibir, no ha sido adecuado o suficiente. Pero a la vez es también con quién podemos reaprender y sanar nuestras viejas heridas, con quién podemos abrirnos y reencontrarnos. Una gran oportunidad de autoconocimiento y crecimiento personal.
A menudo en nuestra comunicación y especialmente en momentos de conflicto, la lucha de egos, hace que perdamos nuestro objetivo principal que es el de “estar bien con el otro/a” o “llegar a un acuerdo común”. Y entramos en una “batalla” para “tener la razón”, “adoctrinar al otro/a”, “conseguir que cambie de opinión” o “que nos entienda a toda costa”.
El primer paso empieza por trabajar en uno mismo. En asumir la responsabilidad ante las dificultades propias, en reconocer los miedos, las corazas y las barreras que ponemos ante el otro/a. En nuestro modo de comunicarnos, mostrar afecto, pedir perdón, ofrecer y/o pedir ayuda, expresar nuestro malestar o nuestras críticas, recibirlas, escuchar y/o negociar, entre otras.
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