La toma del pulso –junto con la auscultación, observación e interrogatorio– es un método diagnóstico fundamental de la Medicina China con una larguísima tradición y experiencia clínica. Wang Shuhe escribió ya por el s.III d.C. el primer tratado sobre el pulso: el Clásico del Pulso, sin embargo su uso en el diagnóstico terapéutico es mucho más antiguo.
A través del pulso, el terapeuta de Medicina China obtiene información muy valiosa sobre el estado del Qi o energía, de la Sangre y los órganos internos, y le ayuda a diferenciar entre síndromes externos vs. internos, de exceso vs. deficiencia o de frío vs. calor.
Para tomar el pulso, el paciente debe estar sentado o tumbado, con los brazos relajados y las muñecas a la altura del corazón. El terapeuta coloca 3 dedos sobre la arteria radial de cada antebrazo, cada dedo percibe el pulso de un órgano en concreto. En el antebrazo derecho encontramos los pulsos de Pulmón, Bazo y Riñón, y en el antebrazo izquierdo, Corazón, Hígado y Riñón. A partir de ahí se observa la fuerza del pulso, si es superficial o profundo, rápido o lento, fuerte o débil y se ejercen tres niveles de presión: superficial, presión media y profunda.
El pulso normal no debe ser flotante ni profundo, debe sentirse con claridad a una presión media y no desaparecer en la profundidad. Su tensión y fuerza deben ser moderadas, y será rítmico y regular.
Al tomar el pulso deben tenerse en cuenta ciertos factores fisiológicos que le influyen, como son la edad, el género, la constitución, la actividad física, el estado mental y el clima. Por ejemplo, los niños tienen un pulso más rápido que los adultos. Alguien joven tiene un pulso con más fuerza que un anciano. Si se ha hecho ejercicio inmediatamente antes de tomarlo o hay alguna alteración emocional, éste será rápido. La época del año también tiene influencia sobre el pulso: en primavera suele estar ligeramente tenso, en verano un poco más lleno, en otoño más bien flotante y tenso, y en invierno un poco más profundo.
Algunos de los pulsos más frecuentes encontrados en la práctica clínica son:
- Pulso flotante y tenso: Se siente claramente en al superficie, pero desaparece al hacer más presión. Puede indicar un síndrome de frío externo causado por un patógeno externo, por ejemplo, cuando hay resfriado con escalofríos.
- Pulso rápido y flotante: Se siente en la superficie y se perciben más de 90 pulsaciones/minuto. Se encuentra cuando hay un síndrome de calor externo causado por viento-calor. Es el caso, por ejemplo, de algunos tipos de resfriado o gripe con fiebre y sudoración intensa.
- Pulso profundo y lento: Hay que hacer una fuerte presión para notarlo claramente y tiene menos de 60 pulsaciones/minuto. Indica frío y deficiencia interna. En estos casos es necesario fortalecer la energía Yang del organismo.
- Pulso rápido y de cuerda: Se siente como si fuese la tensa cuerda de una guitarra. Golpea a la vez en los tres dedos. Frecuentemente aparece cuando el Qi de Hígado está bloqueado (ver artículo sobre el estancamiento de Qi de Hígado).
- Pulso deslizante y rápido: El pulso deslizante es extremadamente fluído y se percibe como ‘perlas en un cuenco’. Indica flema-calor en el interior o retención de alimentos.
- Pulso rápido y lleno: Es un pulso de calor en exceso que se encuentra cuando hay fiebre alta y mucha sed.
- Pulso fino: Se siente como un hilo, pero es claramente perceptible. Indica insuficiencia de Qi o Sangre.
- Pulso debil y profundo: Indica insuficiencia de Qi, Sangre o Yang.
Referencias
Zhufan, Xie (2000) Practical Traditional Chinese Medicine. Foreign Languages Press. Beijing.
Zhen’guo Wang, Ping Chen (1999) History and Development of Traditional Chinese Medicine. IOS Press. Beijing.
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Dardané González es Especialista en Ginecología y Fertilidad con MTC, Graduada en Medicina Tradicional China y Acupuntura por ISMET, Graduada en Quiromasaje por ISMET, terapeuta, docente y socia y co-directora de Instituto Meridians en Barcelona.
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