La vuelta al nuevo curso, sea laboral o académico, puede ser un muy buen inicio para comenzar a integrar cambios más saludables en nuestra alimentación y la de nuestras familias.
Los cambios progresivos, paso a paso, son los que perduran ya que ayudan a crear un nuevo hábito. Si decidimos cambiar nuestra alimentación de hoy para mañana, en unas pocas semanas nuestro cuerpo físico se revelará gruñendo y pidiendo a gritos los alimentos que le habíamos estado dando anteriormente. Tenemos que entender que el cuerpo físico necesita hacer los cambios muy despacio ya que su vibración energética es muy densa y lenta. Con la mente podemos viajar muy deprisa y tomar decisiones en un segundo, pero en el plano físico no es así, y es muy importante ante cualquier cambio, tomar conciencia de nuestra parte física y respetarla.
Una etapa de transición y de cambio en la alimentación puede durar varios meses, incluso años. Se paciente con tu cuerpo y aprende a escucharlo. Sé firme durante tu transición y flexible en todo momento.
Y RECUERDA: “TÚ TE MERECES LO MEJOR Y SÓLO TU PUEDES DÁRTELO”.
Primera etapa
- Come sólo cuando tengas hambre, bebe sólo cuando tengas sed.
- Empieza el entrenamiento de masticación: cada día un poco más, hasta que el alimento quede totalmente líquido en boca. Así facilitarás mucho la digestión.
- Sustituye en tu cocina ingredientes refinados por ingredientes integrales, frescos y biológicos.
- Cocina, al menos, una vez al día. Y prepara una vez por semana un plato nuevo.
- Reduce el consumo de carnes rojas, de embutidos y de huevos.
- Introduce en tu alimentación toda clase de pescado fresco, excepto los más grasos (salmón, atún, emperador, ya que contienen muchos metales pesados).
- Reduce el consumo de productos lácteos – yogures, quesos, leche.
- Incluye en cada comida una buena ensalada o un plato de verdura fresca – no tiene porque se crudo. Podemos hacer hervidos de 3 minutos o segundos.
- Reduce el consumo de congelados, enlatados y comidas preparadas.
- Empieza con clases de cocina natural y energética.
- Forma un grupo de apoyo, para hablar de las experiencias o cocinar juntos.
- Relájate al salir con amigos. Puedes comer muy saludable si buscas bien.
- Comparte con frecuencia tu comida con otros interesados en ella.
- Si deseas alimentos “de antes” tómalos sin resistirte, en pequeñas cantidades. Si te resistes, al final, los tomarás de forma descontrolada y en mucha cantidad.
Segunda etapa
- Reduce el consumo de azúcares refinados como azúcar blanco, de caña, moreno, fructosa, sacarina, miel, sirope de arce, chocolate, horneados con azúcar, mermeladas con azúcar, chicles, bebidas azucaradas con gas. Si eres adicto al dulce y al azúcar procura comer más postres cocinados con frutas o fruta fresca y verduras dulces (Ver artículo “Cómo generar dulzor en tus platos”)
- Reduce el consumo de alcohol, vinagres y de estimulantes: exceso de cafés, tés… ya que desestabilizan mucho tu estado energético a nivel físico y mental.
- Incrementa el consumo de bebidas más naturales con efectos más moderados: jugo de frutas o verduras, infusiones, cafés de cereales, tés suaves….
- Aumenta el consumo de verduras en diferentes cocciones y ensaladas. Locales y de la estación.
- Descubre la variedad de las proteínas vegetales (legumbres, tofu, tempeh y seitán) y practica recetas simples.
- Incorpora las verduras del mar, las Algas, en tu alimentación. Poco a poco.
- Observa los cambios que se están produciendo en ti.
- Empieza un DIARIO DE CAMBIO: anota tus comidas, tus emociones, estados de ánimo y nivel de energía. Obsérvalo al cabo de unos días, para ver qué cambios se producen con la alimentación, el ritmo de vida…
- Observa que en cada comida tengas los ingredientes que tu cuerpo necesita para su buen funcionamiento: cereales integrales, proteína (vegetal o pescado), verduras, algas, fermentados, algo de fruta y semillas.
- Acuérdate de relajarte y crear conciencia antes de empezar a cocinar.
- Si todavía deseas alimentos de antes, intenta observar que clase de efecto es realmente el que te pide el cuerpo: relajar, evadir, más energía, calor, refrescar… No te culpabilices, ¡experimenta!
- Nutre tus cuerpos mental y emocional con los alimentos adecuados que corresponden a sus vibraciones (relajación, masaje, paseo por el campo, una música suave, el hablar con un amigo…)
Tercera etapa
- Empieza un DIARIO DE CAMBIO: anota tus comidas, tus emociones, estados de ánimo y nivel de energía. Obsérvalo al cabo de unos días, para ver qué cambios se producen con la alimentación, el ritmo de vida…
- Responsabilízate de cómo te encuentras. Tú te has creado tu presente – también con tu comida.
- Observa que en cada comida tengas los ingredientes que tu cuerpo necesita para su buen funcionamiento: cereales integrales, proteína (vegetal o pescado), verduras, algas, fermentados, algo de fruta y semillas.
- Acuérdate de relajarte y crear conciencia antes de empezar a cocinar.
- Si todavía deseas alimentos de antes, intenta observar que clase de efecto es realmente el que te pide el cuerpo: relajar, evadir, más energía, calor, refrescar… No te culpabilices, ¡experimenta!
- Nutre tus cuerpos mental y emocional con los alimentos adecuados que corresponden a sus vibraciones (relajación, masaje, paseo por el campo, una música suave, el hablar con un amigo…)
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Helena González es Diplomada en Medicina Tradicional China por el Instituto Superior de Medicinas Tradicionales (ISMET). Diplomada en Alimentación Natural y Energética por la escuela de Montse Bradford y graduada en Dietética Oriental y Naturista por IES Roger de Llúria. Profesora titulada de la escuela de Alimentación Natural y Energética de Montse Bradford. Profesora y terapeuta en Instituto Meridians en Barcelona de 2010 a 2017.
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