Dedicaremos este artículo, dentro de la serie «Mantenimiento de la Salud», al punto 3 del decálogo que hemos estado publicando: la alimentación. Encontrarás aquí una serie de consejos muy sencillos de seguir para tener una buena nutrición que ayudará a mantener el equilibrio en el organismo.
Tener una alimentación sana y equilibrada es uno de los pilares del bienestar. Es muy importante hacer 5 comidas al día (desayuno, media mañana, comida, merienda y cena) y no saltarse ninguna. Ser regular en los horarios y procurar cenar unas 3 horas antes de dormir para poder tener un sueño reparador. Hemos de masticar bien, esto facilitará y asegurará una buena digestión y asimilación de los nutrientes.
Es muy importante beber un mínimo de 1 ½ litros de agua al día, pero hay que evitar hacerlo mientras comemos, pues diluimos los ácidos digestivos provocando que el sistema digestivo tenga que gastar más energía para calentar el ‘fuego digestivo’ que hace posible la digestión.
Adecuar nuestra alimentación al lugar donde vivimos y a la estaciones.
El secreto está en consumir productos locales y de temporada. La naturaleza es sabia y adapta a vegetales y animales al entorno, proporcionándonos así todo lo que necesitamos cuando lo necesitamos. También conviene que sean alimentos biológicos e integrales. Además, debemos adaptar los métodos de cocción a la temporada. En primavera y verano podemos comer más ensaladas, salteados, a la plancha y al vapor para que la alimentación sea más fresca, y durante el otoño y el invierno dar preferencia a los estofados, caldos, cocciones lentas, horneado y barbacoa.
Según la Medicina China y su teoría de los 5 elementos, los platos deben incluir todos los colores (amarillo, blanco, rojo, verde y negro) y todos los sabores (dulce, salado, picante, amargo y ácido). Una forma sencilla de asegurarnos una alimentación equilibrada es seguir esta guía:
- Verduras: ¼ de plato en todas las comidas y cenas.
- Cereales: 3 veces a la semana.
- Legumbres: 3 veces a la semana.
- Pescado: 3 veces a la semana.
- Carne: 2 veces a la semana.
- Huevos (de granja y ecológicos): 2 o 3 a la semana.
- 2 piezas de frutas de la estación al día.
- Utiliza para cocinar y aliñar aceite de oliva virgen extra.
- Incluir proteína vegetal: Tofu, seitán, tempeh, miso.
El Miso es un excelente complemento en nuestra dieta. Se disuelve una cucharadita en las sopas o guisos, sin que hierva. Es un fermento que beneficia la digestión y los procesos enzimáticos. Tiene un alto valor energético y nutritivo. Es muy depurativo, regula la flora intestinal, tonifica los riñones y nos ayuda a recuperar minerales perdidos.
Es importante evitar comer si estas enfadado o sin hambre. No comer lácteos, especialmente la leche que puede sustituirse por leches vegetales, como la de avena o arroz. También conviene evitar las grasas saturadas y las harinas refinadas, pues generan mucha humedad en el organismo y perjudican al Bazo, que es el órgano que en Medicina china controla la transformación y el transporte de las sustancias nutritivas para que sean aprovechadas por nuestro sistema, así como el mantenimiento de la claridad mental.
También se ha de evitar consumir azúcar (puede sustituirse por edulcorantes o miel), café, alimentos congelados y de temperatura energética muy fría.
Encontrarás más información sobre el mantenimiento de la salud en lo siguientes artículos:
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